TEXTO 1
Carta a Mr. M
Mr. M
Desde que me preguntó porqué escribo, he estado intranquila. Constantemente me pregunto ¿para qué escribo? ¿Para qué escriben los demás? ¿Para quién?
¿Para qué escribe Ud. Mr. M? ¿Para quién?
Algunos eruditos aseguran que no vale la pena seguir escribiendo, ¿por qué escribir? ¿por qué multiplicar los libros, por qué querer a toda costa ser escritor, habiendo una sobreproducción inútil y absurda?
Claro, para llegar a esta conclusión ha sido preciso vaciarse de todo cuanto quisieron decir, despojarse de sus ideas y entregarlas al incauto lector que las encuentra. Entonces, yo me pregunto ¿a quién se aplica esta sugerencia de no escribir?, ¿a nosotros, los que aun no hemos vertido lo que llevamos dentro?
Porqué escribimos; sigue siendo la pregunta.
Por Ud., Mr. M., sé que escribir es un juego. Un juego que jugamos con nosotros mismos, o con los demás. Un juego que cambia constantemente.
Cuando me escribo a mí misma, juego con ese Yo desconocido. Lo reto a decirme todo eso que esconde dentro, mintiendo, imaginando, porque en ese embriagante momento de la creación, entre sueños o fantasías, encuentro la verdadera identidad de ese desinhibido Yo, que no tiene tiempo ni limitaciones, del Yo eterno materializado en las letras.
Escribir para otro es implicarlo en el secreto de las palabras, una revelación oculta. Acertijo. Sensaciones compartidas. Emociones que no se hablan, ni explican y la sola forma de eternizarlas es mezclándolas entre letras. Letras ambiguas que son silencio. Silencio de amantes.
Entonces Mr. M. , sólo cuando escribo, mi vida deja su material estancia en el tiempo-espacio. Deviene misteriosa, fantástica, sensual. Y ese es el solo contacto fructuoso. Enlace ilimitado, donde todo es posible gracias a la magia de aquella figura mística que me inspira y comparte conmigo un mundo pleno, magnánimo.
Con esto, le respondo Mr. M. : no escribo para la gente, ni importa cuanta gente lee. Escribo para alguien. Y hoy, escribí para Ud. Porque hay cosas que es mejor no decir y prefiero guardar entre el silencio de unas letras, para que sólo Ud. Mr. M., encuentre mi verdadera intención, al dibujar estas líneas.
M.
TEXTO 2
… En lo que se refiere a lo biográfico o no de mis novelas te contestaré que “si pero no”. Todos piensan que esas novelas son autobiográficas pero están equivocados aunque al mismo tiempo tienen razón y es bueno que así sea. Son posibles (o imposibles) biografías. Lo que pudo haber sido y no fue. Lo que hubiéramos querido que fuera. Lo que no pudimos hacer o llegar a ser. Etcétera. Pero no por eso la biografía del personaje corresponde de manera exacta a la vida del autor (cuando menos en mi caso). La literatura es siempre una especulación sin llegar a ser forzosamente filosofía. Y es una realidad sin llegar a ser la realidad. Y eso es lo más interesante: la literatura se acerca peligrosamente a las grandes verdades por el camino tortuoso pero inmaculado de la mentira. Es decir la ficción. Si los personajes son verosímiles y contundentes la ficción se vuelve real para el lector y es parte de la biografía del autor. Pero no es su vida. Es la vida prestada mentirosamente a los personajes. Por eso tienen que morir. Es sólo prestada para representar una parte del autor. Bueno. O malo. No. Quise decir: bueno creo que ya estoy escribiendo tonterías. ¿O no?
J.T.
TEXTO 3
DAVID COPPERFIELD
PREFACIO
Difícilmente podré alejarme lo bastante de este libro, todavía en las primeras emociones de haberlo terminado, para considerarlo con la frialdad que un encabezamiento así requiere. Mi interés está en él tan reciente y tan fuerte y mis sentimientos tan divididos entre la alegría y la pena (alegría por haber dado fin a mi tarea, pena por separarme de tantos compañeros), que corro el riesgo de aburrir al lector, a quien ya quiero, con confidencias personales y emociones íntimas.
Además, todo lo que pudiera decir sobre esta historia, con cualquier propósito, ya he tratado de decirlo en ella.
Y quizá interesa poco al lector el saber la tristeza con que se abandona la pluma al terminar una labor creadora de dos años, ni la emoción que siente el autor al enviar a ese mundo sombrío parte de sí mismo, cuando algunas de las criaturas de su imaginación se separan de él para siempre.
A pesar de todo, no tengo nada más que decir aquí, a menos de confesar (lo que sería todavía menos apropiado) que estoy seguro de que a nadie, al leer esta historia, podrá parecerle más real de lo que a mí me ha parecido al escribirla.
Por lo tanto, en lugar de mirar al pasado miraré al porvenir. No puedo cerrar estos volúmenes de un modo más agradable para mí que lanzando una mirada llena de esperanza hacia los tiempos en que vuelvan a publicarse mis dos hojas verdes mensuales, y dedicando un pensamiento agradecido al sol y a la lluvia que hayan caído sobre estas páginas de DAVID COPPERFIELD, haciéndome feliz.
Londres, octubre de 1850.
CAPÍTULO XI
EMPIEZO A VIVIR POR MI CUENTA, Y NO ME GUSTA
Conozco el mundo lo bastante para haber perdido casi la facultad de sorprenderme demasiado; sin embargo, aún ahora es motivo de sorpresa para mí el pensar cómo pude ser abandonado de aquel modo a semejante edad. Un niño de excelentes facultades, observador, ardiente, afectuoso, delicado de cuerpo y de espíritu .... parece inverosímil que no hubiera nadie que interviniera en favor mío. Pero nadie hizo nada, y a los diez años entré de obrero al servicio de la casa Murdstone y Grimby.
Los almacenes de Murdstone y Grimby estaban situados muy cerca del río en Blackfriars. Ahora han mejorado y modernizado aquello; pero entonces era la última casa de una calleja estrecha que iba a parar al río, con unos escalones al final que servían de embarcadero. Era una casa vieja, que por un lado daba al agua cuando estaba la marea alta y al fango cuando bajaba. Materialmente, estaba invadida por las ratas. Las habitaciones cubiertas de molduras descoloridas por el humo y el polvo de más de cien años, los escalones medio derrengados, los gritos y luchas de las ratas grises en las madrigueras, el verdín y la suciedad de todo, lo conservo en mi espíritu, no como cosa de hace muchos años, sino de ahora mismo. Todo lo veo igual que lo veía en la hora fatal en que llegué aquel día con mi mano temblorosa en la de mister Quinion.
TEXTO 4
Deconstructive Harry
Woody Allen
Allen reconoce que Harry expresa sus ideas filosóficas y sus pensamientos acerca de las relaciones entre la gente, sus opiniones sobre religión..., pero después puntualiza que su vida no es la de Harry, sino mucho más tranquila, demasiado aburrida para escribir sobre ella.
Judy Davis - Deconstructing Harry
A scene, taken from Woody Allen's Deconstructing Harry, in which Judy Davis's character gets pissed off at Woody after ... A scene, taken from Woody Allen's Deconstructing Harry, in which Judy Davis's character gets pissed off at Woody after having to suffer the consequences of her past being revealed in Woody's new novel.
Link al video de Desmontando a Harry
http://www.youtube.com/watch?v=ZxD0012FwsU
Desmontando a Harry 1997 (Desconstructing Harry)
Dirección: Woody Allen
Guión: Woody Allen
Con notas autobiográficas, Allen interpreta a un escritor que va a ser homenajeado por la misma universidad que lo expulsó.
Allen pretendió en un primer momento subtitular la película como El peor hombre del mundo, ya que, como el mismo dijo, "Harry es un tipo desagradable, vacío, superficial y obsesionado sexualmente. Aunque él, en su defensa y cuando una de sus mujeres le acusa de ser el peor hombre del mundo, dice que es el cuarto en la lista, tras Hitler, Goebbels y Goering". A pesar de esto, Allen reconoce que Harry expresa sus ideas filosóficas y sus pensamientos acerca de las relaciones entre la gente, sus opiniones sobre religión..., pero después puntualiza que su vida no es la de Harry, sino mucho más tranquila, demasiado aburrida para escribir sobre ella.
Intentó que la película fuera protagonizada por Dustin Hoffman o Robert de Niro, pero sus agendas lo impidieron, por lo que tuvo que hacerlo él mismo.
En la película se suceden un sinfín de escenas, independientes entre sí pero a la vez conexas, en las que con cada personaje Allen nos va revelando (o desmontando) la vida de este escritor sin ideas y adicto al sexo.
Quizá es la mejor película de Allen como director, que aunque no alcance cómicamente a películas anteriores, las sobrepasa en contenido.
Link al sitio de Woody Allen
http://www.geocities.com/hollywood/location/5751/index.html
viernes, 5 de septiembre de 2008
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1 comentario:
wow, que buen texto.
saludos!
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